Mañana se celebra a san Maximiliano Kolbe. Algunas frases suyas:
- "Tratemos de introducir a la Inmaculada en el alma como lo hizo San José en Belén. Roguemos a San José que podamos ser tan entregados y tan dispuestos a sacrificarnos y a trabajar por la Inmaculada, como él. Roguemos que sepamos vivir para Ella como San José".
- "Tú, Dios infinito y eterno, me has amado desde hace
siglos, me llamaste de la nada a la existencia. Para demostrarme de cerca que me amabas con mucha ternura, bajaste de las delicias más puras del paraíso a esta tierra…viviste en medio de la pobreza…, quisiste ser colgado entre tormentos en un torpe patíbulo en medio de dos malhechores… ¡Oh Dios de amor, me redimiste de este modo terrible y generoso! Tú, sin embargo, no te contentaste con eso, sino que viendo que habrían de transcurrir 19 siglos desde que esparciste esas demostraciones de tu amor hasta que yo apareciera en la tierra, ¡quisiste proveer también a esto! Tu corazón no permitió que yo tuviera que alimentarme únicamente de los recuerdos de tu inmenso amor. Te quedaste en esta mísera tierra en el santísimo y admirable Sacramento del altar y ahora vienes a mí y te unes estrechamente a mí bajo la forma del alimento… Tu Sangre ya fluye en mi sangre, tu alma, oh Dios Encarnado, se compenetra con la mía, le da fuerza y la alimenta.
siglos, me llamaste de la nada a la existencia. Para demostrarme de cerca que me amabas con mucha ternura, bajaste de las delicias más puras del paraíso a esta tierra…viviste en medio de la pobreza…, quisiste ser colgado entre tormentos en un torpe patíbulo en medio de dos malhechores… ¡Oh Dios de amor, me redimiste de este modo terrible y generoso! Tú, sin embargo, no te contentaste con eso, sino que viendo que habrían de transcurrir 19 siglos desde que esparciste esas demostraciones de tu amor hasta que yo apareciera en la tierra, ¡quisiste proveer también a esto! Tu corazón no permitió que yo tuviera que alimentarme únicamente de los recuerdos de tu inmenso amor. Te quedaste en esta mísera tierra en el santísimo y admirable Sacramento del altar y ahora vienes a mí y te unes estrechamente a mí bajo la forma del alimento… Tu Sangre ya fluye en mi sangre, tu alma, oh Dios Encarnado, se compenetra con la mía, le da fuerza y la alimenta.